Señor director:
Como alumna de una institución privada de educación superior, quisiera expresar mi extrañeza y desilusión con el discurso del 21 de mayo de la Presidenta de la República y su anuncio de limitar el beneficio de la gratuidad a las universidades del Cruch. Esta medida es un acto de discriminación a todos los estudiantes que decidimos ingresar a universidades privadas, confiados en que se regían por las mismas normas que el resto de los planteles universitarios. Hoy vemos que hay universidades de primera y segunda categoría, y que esa denigrante clasificación hecha por el Estado no tiene que ver con la calidad, sino con la fecha en que unas y otras fueron fundadas.
Mi universidad está acreditada y se encuentra en proceso de renovar su acreditación. Por lo tanto, cumple con los requisitos de calidad que se exigen para que sus alumnos más necesitados reciban ayuda estatal. En la actualidad un 56% de mis compañeros estudia con CAE y otro 9% recibe becas de distinto tipo, lo que es un reflejo de su difícil situación socioeconómica. Mes a mes compruebo sus esfuerzos y los sacrificios que hacen sus familias con la esperanza de ver a sus hijos convertidos en profesionales, que en muchos casos serán los primeros de su grupo familiar. Pese a ello quedarán fuera del beneficio de la gratuidad.
En consecuencia, el anuncio gubernamental es una bofetada a las familias más necesitadas que optan por universidades privadas como una opción válida, reconocida por el Ministerio de Educación desde hace muchos años. No entiendo por qué el gobierno nos ha discriminado tan injustamente en el inicio de un programa que esperábamos con gran anhelo, como es la gratuidad. De allí mi extrañeza y desilusión con lo anunciado por la Presidenta de la República.
María Vargas González
Presidenta Consejo de Delegados Estudiantiles U. Bernardo O’Higgins
Fuente: La Tercera