Gobernanza universitaria: Remando en la dirección equivocada

Gobernanza universitaria
agosto 04, 2015

José Rodríguez: “La experiencia internacional muestra que muchos países desarrollados, especialmente europeos, han impulsado importantes reformas que van en sentido contrario de lo que se busca hacer en Chile…”.

Mucho se ha hablado sobre la reforma a la educación superior, sin embargo existe un tema que creo se ha tratado a la ligera y no se ha debatido en profundidad. Al mirar los requisitos y compromisos que deberán cumplir las instituciones para optar a financiamiento público -en el marco del documento de trabajo enviado por la Divesup a los diversos planteles- se establece que las casas de estudios deberán “incluir en sus estatutos la participación de los estamentos académico, estudiantil y funcionario/trabajador, en órganos de gobierno superior de la institución, con derecho a voz y voto”. Es decir, lo que se está haciendo, finalmente, es entregar criterios para un modelo estándar de gobernanza de las instituciones de educación superior.

¿Existe un modelo de gobernanza único adecuado para todas las instituciones? ¿Va la triestamentalidad en línea con mejorar la calidad de la educación? La experiencia internacional muestra que muchos países desarrollados, especialmente europeos, han llevado adelante importantes reformas que van en sentido contrario de lo que se busca hacer en Chile. Ello, luego de darse cuenta de que se requieren condiciones organizacionales adecuadas para elevar la efectividad y mejorar el desempeño de las universidades.

En el Reino Unido se han reemplazado los mecanismos de elección democrática por procesos de búsqueda de autoridades, acompañado esto de un mayor profesionalismo de la gestión y el fortalecimiento del liderazgo de los ejecutivos por sobre las instancias colegiadas con predominio académico.

En tanto, Alemania privilegió el fortalecimiento de las juntas directivas con participación fundamentalmente de externos y con mayores atribuciones en las decisiones institucionales. La reforma en los países nórdicos se basó en la búsqueda de un mayor equilibrio entre democracia representativa y el liderazgo profesional en las estructuras de gobierno institucional.

En Australia, se ha optado por la participación de actores externos en la conducción de las instituciones, mientras que los académicos se han centrado en procesos de aseguramiento de calidad y en asuntos relacionados con sus especialidades disciplinarias.

Sin duda, la gobernanza es uno de los aspectos clave para el desarrollo de una institución, siendo la razón de fondo y lo que explica por qué algunas entidades se desarrollan más y mejor. Es por lo anterior que se ha ido migrando a una creciente profesionalización de la gestión, tomando aspectos organizacionales, operacionales y la influencia de actores externos con miras a avanzar en el desarrollo de un proyecto universitario común.

Por el contrario, la triestamentalidad tiene un problema que no puede dejarse pasar: la generación de conflictos de interés y captación de la institución por parte de los distintos estamentos que la conforman. La evidencia muestra que lo anterior dificulta la posibilidad de que los planteles puedan adaptar su gobierno y forma de gestión a escenarios cambiantes, imposibilitándoles el desarrollo de las transformaciones necesarias para avanzar en lo que es el foco de toda universidad: entregar una formación de calidad.

Lo que no significa que la opinión de estudiantes, académicos y colaboradores no deba ser escuchada ni atendida. Por el contrario, la tendencia internacional ratifica que la gestión universitaria moderna debe tender hacia la participación, entendida como la representación de estos grupos en consejos consultivos. Es aquí donde se construye un proyecto universitario conjunto y una macroestrategia, sin generar posibles quiebres que puedan entrampar la autonomía y desarrollo de una institución.

Lamentablemente, en el borrador enviado, el Gobierno busca imponer un modelo de gobernanza que va en la dirección equivocada, lo que ocasionará un gran perjuicio a nuestro sistema.

José Rodríguez
Rector Universidad Andrés Bello

Fuente: Emol