El ex Ministro de Economía del primer Gobierno de Michelle Bachelet, actual rector de la Universidad San Sebastián y economista democratacristiano ha sido noticia durante el último tiempo al expresar públicamente su desacuerdo con las reformas que promueve el actual Gobierno de Bachelet, manifestando que “si hubiera sabido que el Gobierno iba a ser así, no habría votado por ella”.
En esta entrevista, hablamos con Lavados sobre la reforma educacional, la cual ha criticado abiertamente desde su rol como vocero de la Corporación de Universidades Privadas (CUP). –
- ¿Cuál es, a su juicio, la principal falencia de la reforma educacional que hoy promueve el Gobierno?
Si se define a la Educación Pública como el déficit más importante, me parece indispensable que deba existir un proyecto que la fortalezca. Y eso, hasta ahora, no está presente en la reforma educacional.
Por otra parte, si sabemos que la etapa pre escolar es clave para el desarrollo cognitivo posterior, deberíamos ponerla en el centro de la reforma, junto a la educación pública básica y media. Pero eso no ha sido así.
- Usted ha dicho que la reforma educacional es ilógica desde la perspectiva de considerar a la educación como un derecho social, ¿por qué?
He dicho que si se considera a la Educación Superior como un derecho social, los proyectos de ley conocidos hasta ahora son ilógicos, porque no apuntan en esa dirección, Además, el que sea un derecho social, no significa que sea gratis para todos.
- ¿Cuál es su opinión sobre fin al lucro, copago y selección en la educación básica?
La forma como quedó la Ley, con las modificaciones introducidas en el debate parlamentario, le agregaron un factor clave: su aplicación incremental, de a poco, recogiendo la experiencia y corrigiendo los problemas. Esta ley, de todos modos, aporta muy poco a la calidad, el gran ausente hasta el momento en esta reforma.
Para promover una mejor calidad en la educación pública chilena se requieren más recursos, con rendición de cuentas, a todos los niveles, incluyendo los profesores. Además, es necesario un apoyo central con descentralización en la ejecución. Tenemos que ser capaces de sacar lecciones y aplicar lo aprendido de muchas experiencias que hemos tenido. La actual tendencia de “borrón y cuenta nueva” es muy negativa para mejorar lo que deseamos: la calidad y la equidad en nuestro sistema educativo.
- Otro tema que se está debatiendo en la reforma es el actual mecanismo de acreditación de las universidades, ¿Cuál es su opinión y propuesta respecto a este tema?
Creo que en primer lugar hay que reconocer lo mucho que se ha avanzado en esta materia. Hoy, la acreditación es completamente diferente en cuanto a exigencias y procedimientos de lo que era al momento del fraude de hace algunos años atrás cometido por la Universidad del Mar.
La propuesta sobre el aseguramiento de la calidad que hizo recientemente la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) a la División de Educación Superior (Divesup) del Mineduc me parece un excelente punto de partida para avanzar en este tema.
Usted ha hablado de “Injusta gratuidad”; ¿Por qué considera que el acceso gratis para todos a la Universidad es injusta?
El 10% de mayores ingresos del país tiene dos características respecto a este tema: cuenta con los recursos necesarios para financiar la educación superior de sus jóvenes; de hecho actualmente paga y 8 de cada 10 jóvenes de ese grupo es estudiante. Por otra parte, del quintil de menores ingresos, 4 de cada 10 jóvenes estudian. Esa es una manifestación más de la tremenda desigualdad que tenemos. Entonces me parece injusto regalar la educación superior, la que se financia con recursos de impuestos que han pagado todos los chilenos, con el IVA, con el impuesto a la renta, a transacciones financieras, a importaciones, etc. Es injusto hacer ese regalo porque no existe focalización más grande que cobrar al grupo que puede pagar.
La educación como derecho social no significa que sea gratis; significa que no existan barreras al acceso por razones económicas.
- La CUP ha planteado que el límite de vulnerabilidad del 60% de las universidades del CRUCH es arbitrario y propone, en cambio, gratuidad para todos los que pertenecen al 40% más vulnerable y estudien en instituciones de Educación Superior acreditadas; ¿cuál ha sido la recepción del gobierno frente a esta propuesta?
El Gobierno no ha tomado en consideración esta propuesta y ninguna otra, ya sea del CUP u otra organización. De hecho, el grupo de la Divesup de ha trabajado muy encapsulado.
“La actual tendencia de “borrón y cuenta nueva” es muy negativa para mejorar lo que deseamos: la calidad y la equidad en nuestro sistema educativo.”
- Usted ha dicho también que ha habido una tremenda improvisación y falta de rigurosidad por parte del Mineduc en este tema; ¿puede dar ejemplos concretos de esta aseveración?
La respuesta es muy simple: ha habido ya cinco modificaciones, luego del anuncio del Gobierno respecto a la gratuidad, desde el pasado 21 de Mayo.
- Recientemente estudiantes de universidades privadas hicieron un llamado al CRUCH para terminar con un trato discriminatorio que catalogaron como “de segunda categoría”; ¿Tiene usted la misma sensación como rector de una universidad privada?
Creo que no ha existido una consideración seria y rigurosa de lo que ha significa y de lo que es la Educación Superior Privada. Dentro de esto, me parece una falta el poco respeto hacia nuestros estudiantes, basado en consideraciones ancladas en situaciones ya superadas.
- En esta misma línea, ¿Existen conflictos de intereses entre las propuestas que plantea el CRUCH y las que plantea la CUP?
Una organización siempre transmite lo que es favorable a sus asociados. Pretender otra cosa es ficción, es estar fuera de la realidad. Lo que ocurre es que las organizaciones gremiales pueden romperse cuando se forman grupos con intereses distintos, contrapuestos; eso pasa hoy con las Universidades Estatales versus las Universidades Privadas en el CRUCH. Lo que es negativo y pernicioso es plantear una legítima defensa de intereses como si eso representara lo mejor para el conjunto de la sociedad. Eso es ser juez y parte.
Fuente: DeCosta