Ranking Universidades: ganan las privadas

Ranking Universidades
diciembre 01, 2015

Blog de Sergio Melnick

SOMOS UN país altamente ideologizado, donde algunas ideologías se han transformado literalmente en religiones. En ese contexto movemos la agenda pública en base a puros eslogans. Las universidades modernas son algo así como los grandes templos de las ideas y éstas son el gran fundamento de la libertad humana. Las ideas son quienes finalmente lideran los cambios y así definen los rumbos de la historia y también nuestra percepción de la realidad, que aunque parezca una paradoja va cambiando. Controlar la educación es un camino al intento de control de las ideas.

Este gobierno ha iniciado una guerra santa (de acuerdo a su ideología bastante arcaica) contra la educación administrada en forma privada (porque toda la educación superior tiene un componente público indiscutido) y contra la diversidad. Adicionalmente, para acceder a la gratuidad las universidades deben sacrificar la autonomía y empezar a crear co-gobiernos que provienen de la ideología-religión, sin fundamento alguno en las experiencias de las grandes universidades del mundo. Más aun, el Gobierno quiere cambiar el subsidio al estudiante (la demanda) en que estos puedan elegir libremente dónde quieren estudiar, por el subsidio a la oferta, precisamente para llegar a controlar las instituciones educativas.

Curiosamente, mirando las 44 universidades acreditadas, aparece que la educación privada es en promedio ampliamente superior a la pública, incluso lucrando. El Gobierno aún no entiende que el gran desafío es la calidad, no los temas contables. Ofreció calidad, entregará mediocridad.

La gestión efectivamente hace una enorme diferencia en la educación, desde la eficiencia a la calidad, algo que las ideologías de izquierda menosprecian absolutamente, ya que la asumen como una constante, no una variable. La gestión pública es preciso señalar, no es intrínsecamente peor, sino que, por ser pública, es siempre finalmente capturada por el juego de intereses de la política y ahí mismo muere la calidad de la gestión. El ex ministro Eyzaguirre, en un claro desvarío mental-ideologizado dada su gran inteligencia, sugirió la nivelación hacia abajo (los mentados patines) y esa ha sido efectivamente la tónica de las políticas de educación de Bachelet. Aplicada además con la burda retroexcavadora, e incluso con resquicios legales como la glosa de gratuidad.

En la edad de la explosión del conocimiento, precisamente la diversidad del sistema educacional es parte esencial de la calidad. Al contrario, la ideología gobernante actual lo que quiere es estandarización, justo lo opuesto. En ese sentido llama también la atención la cantidad de universidades de orientación religiosa que hay en nuestro país, lo que es positivo en tanto no logren alguna forma de monopolio. Hay otras tantas que se definen como laicas, y hasta hay una universidad organizada por el Partido Comunista (hoy en proceso de quiebra) y hubo de la masonería.

El jueves pasado se publicó un ranking de las universidades chilenas, del que llaman la atención algunas cosas notables. Lo primero es que la mejor universidad del país es privada (la UC, perteneciente a la Iglesia y al Vaticano), le sigue la U. de Chile (laica y estatal) pero bastante lejos (90 puntos contra 83). De las 5 mejores, 3 son privadas, de las 10 mejores, 6 son privadas. Destaca la UAI que se ha posicionado ya en el 4° lugar nacional, así como llama la atención la Usach en el decaído lugar 15.

Lo notable es que las universidades públicas reciben cuantiosos recursos estatales en comparación al resto, las que en apenas unas tres décadas (20 años de los cuales ha habido gobiernos de izquierda) han logrado superar en promedio a las estatales básicamente sin recursos públicos y teniendo que financiar su infraestructura, en la que muchas veces también superan a las públicas. La gestión nuevamente aparece como una variable esencial. Destaca la cantidad de universidades privadas que entran al grupo de las que tienen investigación y doctorados. Un fenómeno que se empieza a notar ostensiblemente por los puntajes más altos que eligen las universidades privadas y que era estimulado por el AFI. El Gobierno entonces, guiado por el cartel del Cruch, literalmente le quitó esos recursos a las privadas para dárselos al cartel en forma totalmente discrecional. También llama la atención en el estudio, lo rentable que es para los estudiantes lograr sus títulos, así como la alta empleabilidad promedio. La educación es claramente una inversión con retorno general pero más para el beneficiado.

La política educacional es demasiado importante para el futuro del país como para dejársela a las ideologías añejas o las retroexcavadoras. No podemos perder nunca el norte de la calidad, como está ocurriendo con las actuales políticas de educación ideologizadas del Gobierno.

Fuente: La Tercera