Hugo Lavados, rector y ex ministro de Bachelet sobre decisión de no usar becas: “Es una convicción de la Presidenta, pero creo que está equivocada”

Hugo Lavados CUP
diciembre 22, 2015

El ex titular de Economía advierte que el tema de la gratuidad “es fácil de resolver, excepto que la Presidenta dijo el 21 de mayo -y se trasformó en dogma de fe- que no podía ser a través de becas. Es una tontera completa”.

El proyecto de ley que reformará la educación superior para instaurar la gratuidad, una de las principales promesas de campaña de la Presidenta Michelle Bachelet, ha tenido una decena de modificaciones, incluso antes de ingresar al Congreso, y ha generado un amplio debate público.

El fallo del Tribunal Constitucional que calificó de “discriminación arbitraria” entregar la gratuidad sólo a determinados alumnos de igual condición de vulnerabilidad económica, según la institución donde estudien, dejó al Ministerio de Educación sin un plan alternativo concreto que concite un amplio acuerdo entre los diferentes actores políticos y académicos.

En este contexto, “El Líbero” conversó con Hugo Lavados, rector de laUniversidad San Sebastián y ex ministro de Economía del primer gobierno de Bachelet, quien aborda en extenso el tema de la educación superior.

-¿Cuál es su opinión, en general, sobre el borrador de proyecto de ley sobre educación superior que se ha hecho público?

-Lo que se ha conocido, más que borrador de proyecto, es un ante-proyecto, son lineamientos sobre los cuales es necesario basar el proyecto. Ahora, de los contenidos, desafortunadamente mantiene la línea gruesa de lo que se conocía, en términos de una gran confianza en una regulación muy basada en ciertas normativas rígidas que cree que es posible planificar con mucho detalle el desarrollo de la educación superior.

-¿Le parecen adecuadas y suficientes las exigencias de cuatro años de acreditación para las universidades que accedan a la gratuidad?

-En general, en Chile se ha ido desarrollando con más fuerza un esquema de acreditación que hoy es mucho más fuerte, exigente, que lo que muchas personas y el mundo político y parlamentario cree. Porque se quedaron pegados en los problemas que hubo tres consejos atrás, y que una parte de eso revienta con la Universidad del Mar. El consejo de acreditación de hoy en términos de integración y presidente, como de las exigencias son radicalmente distintas, son muy fuertes. Ahora, hay que debatir qué significa lo que plantean de cuatro años, a la luz que en otra parte quieren modificar la escala de acreditación. ¿Los cuatro años son válidos dentro del sistema actual, van a cambiar, por qué cuatro y no tres o por qué no cinco? Estos números están más allá de la exigencia mínima y en muchos casos son más sacados de un sombrero que de un análisis técnico acucioso.

“El problema es fácil de resolver excepto que la Presidenta dijo el 21 de mayo -y se trasformó en dogma de fe- que no podía ser a través de becas. Es una tontera completa”

-¿Qué opina sobre las tres universidades del CRUCh que no cumplen los cuatro años de acreditación pero que el Gobierno dijo que igual accederán al beneficio de gratuidad?

-Esto es un debate que no tiene mucho sentido, no veo que pueda haber una universidad estatal que no esté acreditada. No creo que haya universidades estatales que puedan quedar fuera de un mecanismo de estudios gratis. Políticamente eso no va a pasar nunca. Segundo, tampoco creo que haya  universidades estatales en la que alguna acreditación vaya a ser rechazada. El gobierno va a buscar algún mecanismo que pueda implementarse para que esas universidades queden dentro. Creo que es una visión realista. Si hay universidades estatales que están débiles en términos académicos probablemente lo mejor para el país es, dado que el Estado no la va a cerrar, que ponga más recursos para que se desarrollen. En esencia es un tema de recursos pero con compromiso de desempeño. El estado debe resolver, por una parte, que las universidades piden financiamiento mayor y, por otra, que piden que las dejen hacer lo que quieren. Eso no es posible. Si entregan recursos lo que pasará es que es legítimo que la comunidad exija. El estado da recursos a las universidades privadas para que den becas a los estudiantes, o proyecto Fondecit, cosas específicas.

-¿Si se permite que esas tres estatales ingresen a la gratuidad, también debería permitirse a otras que no están en el Cruch?

Si no existiere ese problema el gobierno no estaría metido en el enredo que ha generado. Mi punto es que al final van a tener que meter al sistema a esas tres universidades y el gobierno no quiere que ingresen al sistema otras universidades privadas que no sean alguna de las tres señaladas. El principal nudo del gobierno es su propia obstinación y porfía en que esto no puede ser a través de becas; eso resolvería de inmediato el problema. Las becas Bicentenario, que van exclusivamente al CRUCh, son el doble del monto de las becas Juan Gómez Millas, a las que pueden postular los estudiantes de universidades privadas. Si se deja el monto de las becas Bicentenario al arancel de referencia igual a lo que llamaron el arancel regulado (para la gratuidad) se les acaba el problema. El problema es fácil de resolver excepto que la Presidenta dijo el 21 de mayo -y se trasformó en dogma de fe- que no podía ser a través de becas. Es una tontera completa.

“Lo que no puede haber es que se fuerce a que las instituciones sean todas muy parecidas, el proyecto lleva a una cierta homogenización porque tanta norma, supervisión regla, planificación, hacen muy difícil que haya instituciones muy distintas unas a otras”

¿Qué opina de la postura del rector de la Universidad de Chile de que a la gratuidad entran “todas o ninguna” del CRUCh?

-No tengo opinión respecto de eso. Es una expresión gremial. Esa es la función de un gremio. Desde que nacieron, como nombre nació en la edad media pero viene de mucho antes, es una agrupación de organizaciones o personas que ejercen del funciones del mismo tipo, y que traten de impedir que otros entren y obtener más beneficios para sus asociados. Eso es evidente. Esta es una manifestación de fuerza que la comprendo, pero no puedo opinar, es un tema del gremio que se llama CUECh.

-El rector Carlos Peña advierte que el proyecto de ley no respetaría la diversidad cultural que tiene cada institución porque se busca uniformar con la gratuidad.  ¿Acceder a la gratuidad significaría para las universidades renunciar a parte de su autonomía?

-La autonomía no puede ser absoluta. El Estado puede entregar recursos para que se gasten en determinadas cosas, pero lo que no puede haber es que se fuerce a que las instituciones sean todas muy parecidas, el proyecto lleva a una cierta homogenización porque tanta norma, supervisión, regla, planificación, hacen muy difícil que haya instituciones muy distintas unas a otras.

-¿Qué impacto económico estima que generará la gratuidad, dado que no financiará el 100% del costo de las carreras de cada universidad?

-Hemos sacado el cálculo, hay que ser responsables y todas las universidades lo han sacado. Cada uno debe saber sus efectos. Pero más importante del cálculo de menores ingresos, es otra manifestación de lo que puede pasar si se quiere planificar todo. Es una mala definición respecto del arancel regulado, absolutamente caprichosa. El arancel de referencia surgió hace tiempo solo para el CAE y con niveles de varían mucho entre universidades que no considera el cambio de las universidades de su acreditación, más 20%. ¿Por qué ese número? ¿Quién calculó eso, cómo? Es la ilusión de que alguien desde el escritorio puede hacer proyecciones y tomar definiciones de instituciones súper complejas como las universidades.

-Ud. fue ex ministro de la Presidenta, y cuestiona la planificación de la reforma educacional y el poco conocimiento de la realidad. 

-No he cambiado para nada mi opinión, como ex ministro jamás pretendí definir un precio, hacer definiciones tajantes sin una discusión bastante larga. Me correspondió como ministro llevar adelante la discusión de cuatro o cinco proyectos de ley importantes, como la modificaciones de normas de la acuicultura, darles más facultades a la Fiscalía Nacional Económica y al Tribunal de la Libre Competencia, que permitió la delación compensada, la reformulación del Sernac, la institución nacional de propiedad intelectual, ley de turismo, estatuto de la pyme, hubo varios temas, pero todo eso siempre fue súper conversado con los diferentes actores. El problema es que aquí, por la ley de presupuesto, se pretendieron meter temas súper complicados sin discutir con nadie, sin considerar la opinión de nadie. La forma concreta como se hacen las cosas, hablamos de la división de Educación superior del Mineduc. No puedo responsabilizar a la Presidenta. Ella jamás debe haber estado metida en esto.

-Pero la Presienta no quiso usar las becas en la gratuidad…

-Es una convicción que tiene la Presidenta, pero en mi opinión con mucho respeto y cariño creo que está equivocada. En educación superior es distinto a la discusión escolar con el voucher. Esto surge de la selección de un colegio que hace una familia y ahí se debate y el concepto de voucher surge, y Milton Freedman lo desarrolla; por qué mejor no le entrega un vale por educarse en educación básica o colegio y elige dónde educarse. En Estados Unidos y en Europa los niños pueden ir al colegio donde viven, que generalmente es gratis, pero en educación superior eso no opera. En la situación actual, alguien que da la PSU y postula, ¿quién le va a decir a dónde va a estudiar? Postula y elige la universidad, y si quiere pagar algo, en general los estudiantes de pocos recursos tienen becas y CAE. Es una tontera hablar  de que esto significa repetir el mercado. Me extraña mucho la discusión.

-¿Cómo debería ser una reforma a la educación superior?

-Muy reflexionada, muy sobre la base de un análisis profundo de qué queremos como sistema e instituciones para los próximos 20 años, porque creo que se está pensando en el próximo o siguiente. Los estudiantes en los próximos días recibirán los resultados de la PSU, entran en 2016, recién terminan de estudiar en 2022 y 2021 y estarán funcionando 2060, es absurdo solo pensar en mañana y que será posible predecir y modelar lo que pasará en 10 o 20 años. Es una gran lesera pensar que se va a predecir el futuro cuando hablamos de temas a ese nivel, y debemos pensar en la estructura del sistema  universitario, si la estructura por carrera eso en algún momento vamos a discutir si lo modificamos. Pero esos debates se han oscurecido a si hay o no gratuidad y no usemos becas. Ha sido muy negativo para el futuro del país.

Fuente: El Libero