Lecciones del proceso de admisión 2016

Lecciones del proceso de admisión 2016
enero 20, 2016

José Rodríguez: “Los planteles privados no tradicionales elevaron su número de postulaciones efectivas en 38%, más del doble que los del CRUCh (14%). Esto muestra que hoy los jóvenes no hacen diferencia en cuanto al año de creación de las instituciones, sino que buscan proyectos universitarios que se adapten a sus necesidades…”

El domingo pasado se dieron a conocer los resultados del proceso de postulación 2016 de las universidades adscritas al Sistema Único de Admisión (SUA), que este año tuvieron como componente especial la gratuidad universitaria. Tras conocer las cifras de lo que sucedió, quiero exponer las dos principales lecciones que considero debemos sacar.

Primero que todo, es importante recordar que este es el quinto año en que un grupo de ocho instituciones privadas no tradicionales participa del SUA, y también es el quinto año en que los estudiantes muestran a través de sus preferencias la alta valoración que tienen del sistema privado.

Este año, los planteles privados no tradicionales elevaron su número de postulaciones efectivas en 38%, cifra que supera por más del doble a la obtenida por las universidades del CRUCh (14%).

Lo anterior muestra que hoy los jóvenes no hacen diferencia en cuanto al año de creación de las instituciones, sino que buscan proyectos universitarios que se adapten a sus necesidades y gustos, siendo estas universidades parte esencial del sistema al garantizar su diversidad y al entregar oportunidades para miles de jóvenes.

La segunda lección tiene que ver con la gratuidad. Muchos lo dijimos: las políticas públicas deben estar orientadas a quienes lo necesitan, sin diferenciar a los jóvenes por la institución que eligieron. El Tribunal Constitucional también lo recogió en su fallo, y, a pesar de ello, las autoridades mantuvieron su postura y arbitrariamente hicieron una ley que discrimina a los estudiantes y a las universidades.

Es así como a las instituciones elegibles se les asignaron recursos para dar gratuidad a los cinco primeros deciles y se pusieron condiciones arbitrarias para que ciertas privadas no pudiesen entrar; en este grupo está la Unab. Entonces, cuando los resultados de las postulaciones se hicieron públicos la pregunta fue, ¿qué pasó con las privadas adscritas al SUA que no entraron en el régimen de gratuidad?

Las cifras muestran que las universidades De los Andes, Adolfo Ibáñez, Mayor, Del Desarrollo y Andrés Bello crecieron en postulaciones efectivas respecto de 2015 nada menos que un 29,1%, llegando a 54.846 jóvenes, todo ello mientras sus vacantes alcanzaban las 17.985.

Particularmente, la Andrés Bello creció en postulaciones efectivas un 41% (26.608), escapándose notablemente del sistema y siendo en este aspecto la primera de todas las instituciones adscritas al SUA, superando a la U. de Concepción y a la U. de Chile, que salieron segunda y tercera, respectivamente. Todo ello, a pesar de ser objeto de una discriminación arbitraria por parte de la autoridad.

El impacto para las instituciones que están fuera de la gratuidad aún no se puede contabilizar y no es tan fácil como sumar y restar postulantes. La educación superior es más compleja que ello. Sí estoy convencido de que una política que debía dirigirse a quienes más lo necesitan terminó por afectar a muchos estudiantes y, a la vez, se hizo mucho daño a las instituciones.

A pesar de todo ello, este proceso de postulaciones nos muestra que los jóvenes no siempre hacen eco de eslóganes ni tampoco ponen su futuro en manos de instituciones que no consideran adecuadas para sus intereses, aunque estas sean gratis.

No hay que subestimar a los estudiantes. Ellos han manifestado claramente qué es lo que les importa: la seriedad y prestigio de los planteles, su aporte a la generación de oportunidades, su calidad, su investigación, la diversidad de proyectos, la autonomía de cada institución respecto del Estado, entre otros muchos aspectos ajenos solamente a estudiar gratis a través de financiamiento institucional.

En el caso de la Unab, el 30% de los seleccionados, es decir 4.183 jóvenes, pertenecen a los 5 primeros deciles de ingresos. Estos alumnos fueron excluidos de una política pública que debiera ir apuntada precisamente a ellos, y a pesar de esto nos prefirieron. No podemos dejar de manifestar nuevamente nuestro rechazo a esta discriminación y también reforzar nuestro compromiso con ellos y con la comunidad, de que seguiremos respetando y fortaleciendo nuestro proyecto educativo y nuestra misión.

Esperamos que se corrija el rumbo en un futuro proyecto de educación superior y que se produzca un diálogo real e inclusivo, no solo con ciertos grupos de presión minoritarios.

Debemos dejar de discutir temas tan relevantes para el país de forma improvisada y prejuiciosa, manteniendo los pilares de un sistema que ha dado oportunidades a miles de estudiantes, mejorando lo que está mal y fortaleciendo a aquellas instituciones que cumplen con su misión y objetivos. No desperdiciemos esta oportunidad.

José Rodríguez Pérez
Rector Universidad Andrés Bello

Fuente: El Mercurio