Que la historia puede volver a repetirse no solo lo dice el tango. También Eisntein afirmó que no se pueden repetir conductas y esperar resultados distintos. Lo decimos a propósito de lo que está pasando con la anunciada y postergada ley de educación superior.
Hay muchos indicios que parecen apuntar en la dirección que el Mineduc está repitiendo errores que condujeron a confusión y resultados inesperados el año 2015. La confusión se demuestra en 9 o 10 propuestas distintas de gratuidad. Lo inesperado en el hecho que quedaron afuera IPs y CFTs , y adentro universidades privadas que no lo esperaban.
El primer error es no dialogar ni recibir a quienes quieren ser escuchados. Fue nuestra experiencia como Corporación de Universidades Privadas (CUP) y lo sigue siendo. En efecto, apenas se anunció que el retraso de la ley se debía a que se quería un espacio de preparación pre-legislativa, el 30 de diciembre solicitamos reunión via Ley del Lobby, para que con fecha 5 de enero se nos comunicara “que no se podrá conceder la audiencia solicitada” a la ministra, al director deEducación Superior y el recién designado coordinador.
Es una pena, ya que fueron muchos los que le anticiparon al Mineduc lo que iría a pasar. En nuestro caso, siempre se buscó aportar de buena fe, toda vez que nunca esperamos que algunas de nuestras universidades podrían ser consideradas como consecuencia del fallo del TC, toda vez que siempre se nos dijo que ello no ocurriría.
El segundo error es trabajar a puertas cerradas, y que circulen borradores (el primero de 13 páginas y el segundo de 81) muy básicos y que dejan demasiados elementos importantes a futuros y desconocidos reglamentos. Lo que se esperaría es un proyecto propiamente tal, o al menos, un documento que contuviera las ideas matrices para posibilitar un mínimo intercambio de ideas.
En tercer lugar, la ministra sorprendió a todos cuando habló de universidades “chantas”. En primer lugar, porque su forma de actuar había sido acogedora y nada parecía más lejano que repetir los peores momentos y exabruptos del ex Ministro Eyzaguirre. En efecto, no parece adecuado utilizar ese lenguaje sin identificar a las universidades de las que está hablando. Además, que si efectivamente es cierto, desmerece el rol de instituciones estatales autónomas como el Consejo Nacional de Acreditación (CNA), el CNED, y por cierto del propio Ministerio que encabeza, dada su responsabilidad legal.
En cuarto lugar, los indicios apuntan a una estrategia de redactar un proyecto, sin escuchar a otros, y simplemente enviárselo al Congreso, sin debate prelegislativo previo. El hecho es que la experiencia en temas como la gratuidad o la carrera docente, demuestra que las Cámaras son lugares apropiados para la decisión política pero no para el intercambio técnico.
En quinto lugar, se repite el error de excesiva centralización y olvido de las regiones.
Por último, no se le presta la atención necesaria al fallo del TC donde por sobre todo surgen dos cosas: no puede haber discriminación arbitraria de ninguna naturaleza, y en cuanto a la nomenclatura del sistema solo se reconoce en la sentencia a instituciones estatales y no estatales, con lo que transformar al Cruch y a la Confech como interlocutores únicos lleva a presagiar una judicialización que nadie desea, ya que por sobre todo, dada la incertidumbre existente, se necesitan reglas del juego que orienten a todos los actores del sistema.
El Mineduc necesita escuchar a otros, ya que sigue pendiente el gran tema, cual es el de la calidad, además que hay muchas instancias donde se demuestra un desconocimiento de cómo funciona en la realidad el sistema de educación superior, tanto en lo privado como en lo estatal, donde el denominador común es su diversidad y complejidad.
Educación es uno de los temas donde es necesario un gran acuerdo nacional para que surja un sistema mejor que el que tenemos, sostenible en el tiempo, más allá de cambios políticos y de la situación económica, y que le ofrezca mayores oportunidades a quienes más las necesitan. También que considere la expansión que ha tenido la educación superior, donde la matricula en las universidades privadas ha aumentado mucho más que en las del Cruch, lo que ha permitido que la cobertura del quintil más pobre sea hoy casi la misma que tenía el quintil más rico a principios de los años 90, y donde en relación a movilidad social , el ingreso promedio de quienes se titulan en una universidad privada es creciente al igual que sus egresados son quienes poseen la tasa de ocupación más alta y uno de los niveles más bajos de desocupación. A lo cual habría que agregar aportes en infraestructura y el crecimiento en el desarrollo de la investigación.
Esa es la realidad más allá de eslóganes que se han demostrado vacíos. Si recordamos el hecho que a pesar de todos sus defectos, nuestro sistema es el mejor de la región, es porqué el conjunto es parte de la solución y no del problema, y es así como debiéramos estar conversando como integrar a la enorme cantidad de jóvenes chilenos a los que el Estado les financió estudios de postgrado, pero que están regresando al país sin trabajo, y aparentemente sin figurar en las prioridades, siendo la educación superior el lugar natural para acogerlos.
El Mineduc no debiera renunciar a dirigir un debate técnico amplio y de alto nivel. Lo intentó el 2004 con unos exitosos Diálogos Ciudadanos, a los que les quitó en forma incomprensible brillo, desmereciendo su propio logro. Si no lo quiere hacer, sería bueno que alguna institución del prestigio de Aequalis o alguna similar, abordara esta tarea.
Lo necesitamos todos. Por sobre todo, lo necesita nuestro Chile, para no repetir errores.
Fuente: Voces La Tercera