Señor Director:
Un creciente número de niños vulnerables norteamericanos ya están en desventaja al entrar al kindergarten y “pocos llegan a alcanzar, más adelante, a sus compañeros más privilegiados”, señaló el diario The Washington Post en una crónica sobre un informe de la Southern Education Foundation. Esos niños vulnerables suelen tener menos apoyo en sus casas y un menor acceso a conversaciones motivadoras y a otras actividades enriquecedoras fuera de la escuela, por lo que demoran en aprender, repiten ramos y desertan antes de completar su educación media.
El informe cuestiona la actual asignación de fondos y la efectividad con que se usan para solucionar los problemas que enfrentan los alumnos vulnerables. Es probable que se necesite adaptar la política educacional, la asignación del presupuesto y los modelos de enseñanza a las necesidades de los niños que se atiende en cada curso. Muchos no han tomado desayuno antes de llegar a la escuela, han caminado largas distancias o llegan tarde y con ropa inapropiada. Estas y otras dificultades complican la labor del profesor, porque exigen ofrecer a los alumnos asesoría personal, atención médica, terapias adecuadas o, en algunos casos, asesoría legal.
El problema descrito para EE.UU. es aún más grave en el caso de nuestros alumnos vulnerables. Por ejemplo, no basta ofrecer más educación preescolar porque recientes intentos realizados en Chile con asesoría de la Universidad de Harvard no generaron los cambios esperados.
La mayoría de los profesores chilenos enseña explicando la materia a todo el curso (método frontal), lo que reduce la posibilidad de personalizar la enseñanza. Es por eso que se requiere revisar con cuidado la investigación disponible sobre este tema para formular una política efectiva y realizar el seguimiento de su aplicación.
Dr. Ernesto Schiefelbein
Investigador, U. Autónoma de Chile