Hay grupos que evidencian un prejuicio contra las universidades privadas. Otros, a partir de hechos ocurridos en pocas instituciones, formulan un juicio desfavorable y generalizado. Algunos aceptan mitos. Cuando se habla de universidades estatales se piensa en la Universidad de Chile, y cuando se habla de privadas, en la Universidad del Mar. Ninguna de ellas es reflejo de sus respectivos grupos.

Veamos realidades. ¿Los estudiantes que ingresan a las universidades privadas tienen mala PSU? No. Su puntaje es equivalente a los de universidades del Consejo de Rectores. Este fenómeno se evidencia desde la incorporación de universidades privadas al sistema operado por la Universidad de Chile, a través del Demre. De las cinco universidades con mayores puntajes promedio PSU, en los listados de postulaciones válidas, dos son privadas. En el otro extremo, la universidad privada con menor promedio PSU supera a cuatro universidades estatales.

¿Realizan las universidades privadas “academia de verdad”? La mirada más clásica señala que todas las universidades están desafiadas a desplazar la frontera de la ciencia. Dos actividades pueden ser reflejo de esta superioridad: la publicación WOS (científicas de primer nivel) y alumnos cursando doctorados. Respecto del primer indicador, las universidades privadas superan en producción a 13 estatales, diferencia que se mantiene sumando las tres católicas del sur. La diferencia es aún más favorable a las universidades privadas respecto de los alumnos en programas de doctorado.

Entonces, ¿existe prejuicio, efecto halo y mito respecto a la educación superior universitaria?

Ramón Berríos

Director de Planificación y Desarrollo Corporación de Universidades Privadas

Fuente: La Tercera