Universidad de Las Américas, Santo Tomás y de Aysén.

Harán conversatorios conjuntos en los tres planteles aplicarán encuestas comunes sobre expectativas laborales y se contactarán con sus pares de universidades extranjeras.

Alejandro Balar T Pilar Romaguera Ingeniera Comercial

Rector UDLA 23.000 estudiantes María Teresa Marshall

Asistente social U. de Aysén 300 estudiantes María Olvia Recart

Economista Recortora U. Sto. Tomás 28.000 alumnos

Desde afuera del Café Público del GAM parecen sólo tres mujeres sentadas tomando un café. Pero basta traspasar los ventanales y acercarse a la mesa para sentir un verdadero torbellino.

Hablan fuerte, gesticulan y ríen a carcajadas. Son intensas y con una energía apabullante. Las tres han nadado a contracorriente. Y las tres viene del mundo de la educación: han compartido desde capacitar profesores en colegios municipales, hasta diseñar políticas públicas en el Ministerio de Educación.

Se conocen hace 20 años. Ahora se reencuentran como rectoras… De las 45 universidades acreditadas en el sistema universitarios chileno, son las únicas tres mujeres en ese cargo.

María Olivia Recart (U. Santo Tomás), Pilar Romaguera (U. de Las Américas) y María Teresa Marshall (U. de Aysén) tienen ganas de hacer cosas juntas. Y lo anuncian. «Tenemos como base la confianza entre nosotras, que es algo no menor», dice Recart.

Hablan con sentido de urgencia de <<cómo mover las fronteras de lo posible>> para las mujeres. Y se cuestionan se tienen alguna responsabilidad especial por ser rectores mujeres. «De ahí surgió esta de trabajar en conjunto, queremos ser facilitadoras de una agenda», dicen.

Ya decidieron tres cosas. Primero, visitar sedes de las tres universidades para hacer «conversatorios para escuchar los problemas sobre género de nuestros estudiantes y de nuestras comunidades», dice Recart.

Segundo, van a aplicar encuestas comunes a los alumnos sobre proyección y expectativas laborales, «porque la preocupación no debe ser sólo la formación del alumno, también su inserción laboral. Nos interesa profundizar en eso», agrega Romaguera.

Y tercero, hacer alianza con otras mujeres rectoras de universidades extranjeras «como la Autónoma de Barcelona, la de Granada (España), de Regina (Canadá), para ver qué pasa», detalla Marshall.

«No había nada!

Lideran proyectos educativos en etapas de desarrollo muy distintos. Lo admiten sin complejos. «(Hace dos años y medio) me tocó partir con una universidad que prácticamente no existía. No había profes, no había salas, no había terreno, no había local, no había ni arriendos», dice Marshall, de la U. de Aysén.

-Solo alumnos y ganas…

Marshall: ¡Ni alumnos! No había nada. Puras ideas. Teníamos nombres de carrera, pero no habíamos terminado de diseñar las carreras; no se había hecho concurso académico y no teníamos local. Imagínate que ahora estamos recién en los diseños de infraestructura. Tenemos 27 académicos, todos con posgrado, y 300 alumnos.

Recart: ¡Como un colegio chico!

Marshall: Sí, como una facultad, una pequeña facultad…

Romaguera: La Santo Tomás 28 mil 800.

Marshall: ¿Ves? Todas estamos en nuestras universidades en etapas distintas. La María Olivia acaba de asumir haces apenas tres meses en una universidad con 14 sedes en todo el país y la Pilar dirige una universidad que pasó de la nada a estar acreditada por 4 años. Y pese a eso, ¡tenemos temas tan comunes!

«No somos aspiracionales»

Uno de ellos «es cómo, dentro de este sistema regulado, nos convertimos en un actor súper relevante. Las tres tenemos casos parecidos. si no estamos, tendremos una masa de estudiantes que se quedará fuera del sistema porque no tendría oportunidades de estudiar», dice Recart.

Y agrega: «Nosotros somos y queremos seguir siendo lo que somos dentro de nuestro modelo educativo. No somos aspiracionales. Pero en estas tres universidades el valor agregado que le entregamos al alumno cuando egresa es enorme, gigante».

Marshall: Nuestra misión no es sólo la formación de profesionales, sino cómo desarrollamos redes para ellos. cómo hacemos los vínculos con el productivo. Cuando vienes de un colegio pagado, de un barrio reconocido, de una familia con estudios superiores, la red está hecha. Pero estos estudiantes no tienen nada. Incluso vemos en nuestros estudiantes, en los más pobres de los pobres, que eligen profesionales que ni siquiera se imaginan. ¿Ingeniería Civil Industrial? ¿Qué es eso?, preguntan.

Romaguera: Hay que asumir que la inserción laboral de tus estudiantes no depende sólo de la formación, sino de las redes, y ése es una tema en que debemos apoyar más. Tienes que proveer de las redes. La diferencia entre nuestras universidades y las más tradicionales es entender que el compromiso con nuestros estudiantes es a más largo plazo.

-La brecha de género que les preocupa, ¿la sienten en ese cargo? 

Recart: Me siento rectora no por ser mujer, sino por las competencias que tengo. Y he estado en lugares donde siempre me he sentado con puros hombres en la mesa. Al final, se transformó en una acción afirmativa propia. Y en la academia esta acción afirmativa necesita replicarse mucho más. Las tres somos respetadas, las tres tenemos una trayectoria potente. Entonces, podemos ser las <<Pepe Grillo>> del sistema.

Pilar: En el sistema universitario y en el escolar hay muchas mujeres docentes. pero los directivos son mayoritariamente hombres. Está cambiando, pero debemos articular acciones que impulsen la equidad de género en la sociedad. En la UDLA, el 61% de los académicos son mujeres y la mitad de los decanos.

Marshall: Y en Aysén, el 57% de los cargos directivos están en manos de mujeres.

Pero, advierten, el panorama no es el mismo a la hora de mirar a los alumnos.

Recart dice que tras reunirse con alumnas y egresadas, «todas se quejan que quieren son madres no saben qué hacer con sus hijos para poder estudiar. Calcula que entre pre y posnatal, hay 8 meses. Una chiquilla que estudia Enfermería tiene que invertir un año en ser mamá. ¿Qué pasó con la retención que exige el sistema para acreditarte, por ejemplo? El 65% de nuestra matrícula es femenina. Si a una alumna se le enferma el papá, y lo tiene que ir a cuidar porque su mamá trabaja, ¿tiene opción? No tiene. No le queda más que postergar. Esto es un problema real para nosotros, porque tenemos un segmento de población que enfrenta a diario estas decisiones.

Romanguera: A nivel de sistema, es complejo el poco reconocimiento a la diversidad que tiene que país. El seguir pensando la educación superior sólo para la élite: una élite intelectual,una élite política, una élite de redes o una élite socioeconómica. La diversidad es mucho más que la diferencia socioeconómica, es género, es la edad en que estudias. Hay mucho adulto joven que quiere entrar a la educación superior. Chile amplió su educación medio de manera tardía en comparación con otros países de la región. Por eso hoy tenemos una población de 35 o 40 años que no accedió a ella y hoy quiere hacerlo.

Recart: El no reconocimiento del sistema de esa riqueza nos muestra que nos estamos farreando un Chile que puede subir un peldaño de donde estamos. Lo que hay que ofrecer es la oportunidades de elegir. Pero la ceguera en esto, quizás por ideología es enorme.

Marshall: Hay una falta de visión. En Aysén, las auxiliares de aseo de nuestra universidad nos dicen que quieren estudiar, son personas de 30 años que no tuvieron la oportunidad antes, ¿cómo respondemos a eso? Porque 3 ó 4 años de educación superior le cambia la vida a la esa persona, entiende el mundo de otra manera.

Recart: Por todo esto vamos a armar un colectivo (risas).

Marshall: Feminista si tu quieres… Da lo mismo cómo nos llamen, porque somos capaces de levantar universidades en condiciones tremendamente complejas.

Recart: Así que si algún rector hombre nos invita a tener un conversatorio en su universidad, ¡vamos felices! Partiremos entre nosotras, pero esperamos ese desafío. Aspiramos a que en 10 o 15 años más la mitas de los rectores sean mujeres. El valor de este paso que estamos dando para mi es enorme.

Marshall: Nos va a permitir conversar son barreras, sin nada que defender. Por que nosotras no vamos a competir, vamos a buscar cómo colaboramos, cómo aprendemos de la otra, porque hay muchas cosas no resueltas.

Recart: Por ejemplo hay una apreciación de que la femenino en la élite está resuelto, y no es así. En Chile hay más de 60 universidades y somos tres mujeres rectoras, ¿te parece que está resuelto?

Fuente: La Segunda