La Ley de Identidad de Género, que entró en vigencia este año en nuestro país, entrega a las personas transgénero mayores de 14 años la facultad de solicitar la modificación de su nombre y género en los registros públicos. En este contexto, algunas casas de estudio como la Universidad de Las Américas, establecieron a comienzos de 2018 autorizar uso de nombre social a alumnos trans.
Con el objetivo de abordar la forma en la que las universidades chilenas están adaptándose a esta nueva realidad, el Consejo de Universidades Privadas Acreditadas, CUPa, y ChileCientífico, con el apoyo de la Universidad de Las Américas, organizaron el primer conversatorio de este año, titulado “¿Cómo afrontan las universidades la Ley de Identidad de Género?”.
En la actividad participaron como expositores la abogada y secretaria general de la Universidad de Las Américas, Paulina Hernández; el presidente y coordinador de Legislación y Políticas Públicas de la organización OTD, Franco Fuica, y la socióloga y directora de Educación de Fundación Iguales, Isabel Amor.
Este tema cobra mayor relevancia si se considera que en Chile un 56% de las personas transgénero ha intentado suicidarse a lo menos una vez en su vida, y un 84% de estos intentos se realizan antes de los 18 años, según datos entregados por la Encuesta T en 2017.
En su intervención, Paulina Hernández dio a conocer la experiencia de la Universidad de Las Américas en materia de identidad de género, y cómo afrontaron el desafío, coherente con los valores de esa casa de estudios. “Somos una universidad inclusiva, pluralista y laica”, señaló.
Así, en marzo de 2018 recibieron la primera solicitud de un estudiante para el uso de su identidad social, la cual acogieron pese a que la ley todavía no estaba vigente. De inmediato un equipo de expertos de distintas áreas de la universidad trabajó en conjunto con el fin de implementar una solución que fuera compatible con el sistema actual, protegiendo y evitando cualquier exposición innecesaria de los estudiantes. En solo tres semanas, y con muchos menos problemas de lo esperado, lograron un resultado favorable, que dio inicio a una serie de medidas que incluyeron hasta la entrega del primer título profesional con el nombre social del estudiante.
“El lenguaje construye realidades, y este cambio iba a permitir reconocer esta nueva realidad”, indicó Paulina Hernández. “En esta universidad todos los estudiantes son iguales y para nosotros es muy importante contribuir a superar la discriminación. La sociedad está cambiando y debemos dar señales claras de cómo nos adaptamos a ella”, puntualizó.
Por su parte, Franco Fuica, de Organizando Trans Diversidades (OTD Chile), relató su experiencia como estudiante universitario, dirigente y, posteriormente, profesional trans y todas las dificultades que debió enfrentar en su proceso de reconocimiento.
“Yo escondía lo que era”, aseguró. “La sociedad generalmente te fuerza a ocupar un rol social. Desde hace poco las personas pueden declarar cómo son y que creen que su existencia también es válida”, describió.
Si bien contó que logró salir adelante, se preguntó qué pasa más allá del protocolo, cómo se les asegura a las personas trans que estén bien y se conecten en la sociedad, que puedan acceder a prácticas laborales y trabajos inclusivos una vez finalizada la universidad.
“No hay habilidades sociales tan desarrolladas, todavía nos falta como sociedad”, declaró.
Finalmente, Isabel Amor, de Fundación Iguales, declaró que la voluntad de adaptarse a los cambios debe ser permanente y que hay gestos políticos simples que son muy valorables.
“La voluntad siempre es política. Las universidades podrían no hacerse cargo de algo que está pasando en nuestra sociedad, pero han tomado un bando de inclusión e integración”, aseveró.
La profesional expresó que si no existe sensibilización es muy difícil generar políticas y cambios y por eso es vital la educación. “Lo que hemos aprendido es que nos tenemos que enfocar mucho más en los adultos, hay una brecha importante entre las dos generaciones que es muy necesario abordar”, puntualizó.
Asimismo, detalló que cada vez más empresas están abriendo espacios a la inclusión. “Está demostrado que las empresas diversas funcionan mejor, son más creativas y dinámicas. Además, mejora la productividad y compromiso de las personas aliadas a la diversidad sexual y de género, aclaró.
Durante el panel de conversación, los exponentes coincidieron en que pese a que el camino recién está comenzando, “ahora existe una ley que apoya y refuerza la igualdad ante la ley”.