Universidades Privadas: 40 años reduciendo la brecha de acceso a la educación superior

octubre 14, 2021

Ser un profesional en Chile aumenta las posibilidades de acceder al mercado laboral, optar a mejores remuneraciones y, también, contar con las herramientas adecuadas para abrir más el abanico de oportunidades para su futuro.

Con el surgimiento de las primeras universidades privadas no estatales en 1981 -a consecuencia de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza- el tradicional sistema de selección para acceder a la educación superior experimenta un positivo cambio social y pasa a ser uno más democrátivo e inclusivo, dando participación a un segmento que quedaba fuera, ya sea por los procesos de elección o por ser estudiantes que provienen de familias más vulnerables.

Actualmente 29 universidades privadas forman parte del sistema nacional de educación superior, creciendo sostenidamente el número de estudiantes desde su aparición. De poco más de 100 mil estudiantes en 1983 pasamos a cerca de 660 mil en 2020. Además, si sumamos la matrícula universitaria a de Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica, el aporte es mayor, pasando de 100 mil estudiantes en 1983 a cerca de 1 millón 150 mil que actualmente participan del sistema.

Considerando lo anterior, hoy el total de las universidades privadas conforman un 25,4% de la oferta académica del país y si tomamos en cuenta a la red privada en su totalidad, un 68,1%. Por nuestra parte, las casas de estudio de la Corporación de Universidades Privadas (CUP) sumaron una matrícula total de 142.467 en el año 2020, correspondiendo al 19,6% de la matrícula total.

Respecto de la movilidad social, según datos de la última Casen, la brecha entre empleabilidad y eventual salario entre egresados de privadas y estatales, no es especialmente significativa. Por ejemplo, el 86% de los egresados de universidades privadas ya son parte del mercado laboral y con rentas promedio entre $890.000, -llegando a $1.480.000, para quienes tengan un postgrado-.

Y cuando hablamos de inclusividad, también la matrícula total femenina del sistema presenta un crecimiento, incluso superior a las otras instituciones. Si en el año 2010 la tasa de ingreso era un 55%, en diez años alcanzó el 58,8%.

Desde su origen, la universidad siempre ha sido un lugar de encuentro y de generación de ideas. Por lo anterior, que las casas de estudios cuenten con la infraestructura adecuada es clave para una formación integral.

Todas estas cifras ponen de manifiesto el aporte de las universidades e IES del sector privado al país. Tanto con la gratuidad, que beneficia al 60% más vulnerable del país, como creando oportunidades de movilidad social y permitiendo acceder a mejores empleos y remuneraciones. De esta forma, se le entrega al egresado un abanico de posibilidades más amplio para su desarrollo profesional que si solo tuviese su licenciatura de 4° medio.