Antes de que el parlamento termine de debatir el proyecto de Ley de Reforma a la Educación Superior en Chile, ya se sienten los efectos de normas que incorporan elementos que denotan un claro sesgo en el diagnóstico, en contra de cualquier universidad privada.
Uno de ellos es la nueva norma que regula la Asignación de Campos Clínicos, es decir hospitales y consultorios dependientes de los Servicios de Salud, que son utilizados para la formación de profesionales de ésta área en el país. Esta norma, consigna que la gratuidad es una factor decisivo y determinante para la asignación de establecimientos docentes asistenciales de la red pública, incorporando de esta manera políticas de presión ante una opción que es voluntaria y que en nada se relaciona con la calidad de la formación de profesionales. Hoy son muchas las Universidades que hacen un aporte real y sustantivo a la salud en Chile, las que se verán discriminadas por no ser parte de esta política.
Asimismo, otra muestra es el cambio ex temporáneo y no debatido que impuso el CRUCH a las universidades que están adscritas al Sistema Único de Acreditación (SUA). Este indica que la admisión a programas vespertinos debe ser considerada dentro del 15% tradicionalmente utilizado para la admisión especial diurna y el resto 85% restante deberán ingresar vía PSU. Esto puede ser muy injusto para un sector importante de la población, principalmente mayores de 30 años, que estudiaron carreras técnicas, que tienen las competencias y la voluntad de continuar estudios universitarios y que este cambio solo les pondrá más barreras en el camino.
Todos entendemos, y estamos de acuerdo, que el fin último de esta Reforma es la disminución de las desigualdades en acceso a la Educación Superior en Chile, así como mejorar su calidad.
Sin embargo, con ejemplos como los aquí expuestos, nos muestran un camino que va hacia una dirección totalmente contraria, utilizando normativas de presión frente a las casas de estudios, visibilizando así, una evidente discriminación frente a las universidades privadas, y lo que es peor, en directo desmedro de los estudiantes y sus familias.
La Segunda, Columnas, 25 de septiembre 2017